rolling stones barcelona 1976Flashback

ROLLING STONES FLASHBACK: LIVE IN BARCELONA 1976

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The Rolling Stones live in Barcelona, Spain 1976
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June 11, 1976: Plaza Des Toros Monumental, Barcelona, Spain
Honky Tonk Women/If You Can’t Rock Me-Get Off Of My Cloud/Hand Of Fate/Hey Negrita/Ain’t Too Proud To Beg/Fool To Cry/Hot Stuff/Star Star/Angie/You Gotta Move/You Can’t Always Get What You Want/Band introduction/Happy/Tumbling Dice/Nothing From Nothing/Outa Space/Midnight Rambler/It’s Only Rock’n Roll/Brown Sugar/Jumping Jack Flash/Street Fighting Man


From La Vanguardia:
El 11 de junio de 1976 la plaza de toros Monumental de Barcelona tuvo el indudable privilegio y honor de acoger el primer concierto público que los Rolling Stones ofrecieron en España. Acudieron a la cita once mil aficionados para un total de 18.000 localidades puestas a la venta. Albert Mallofré escribía en las páginas de La Vanguardia dos días más tarde su visión siempre personal sobre el acontecimiento: “Al fin, a las doce y media pasadas, los esperados Stones acudieron a la cita a los acordes de un airoso pasodoble torero. Su actuación se prolongó hasta las dos y diez de la mañana, y el público se distrajo con ella”.

Algún dato más: la banda acababa de sacar al mercado el álbum Black & blue, hacía poco que se había incorporado Ron Wood como segundo guitarrista y, con este concierto, se iniciaba el largo idilio de la formación con el promotor Gay Mercader, que desde entonces (salvo en un par de ocasiones) es el que los ha traído siempre a los escenarios y giras españoles.

“España tenía una autoestima bajísima, acababa de morir Franco y pensé que, además, de encantarme como grupo, traer a los Rolling Stones a España pondría a Barcelona y al país como un destino más del circuito de conciertos internacionales. lo normalizaría”. Mercader contaba 26 años y ya era el número uno en lo suyo a escala nacional y había traído, por ejemplo, a Emerson, Lake & Palmer. Después del éxito con Jagger y compañía, su premonición se cumplió totalmente. Pero la idea inicial era traerlos a Cambrils.

“Había alquilado unos terrenos en Cambrils y quería hacer un auditorio al aire libre excavando el escenario y con una grada inmensa. Hubo protestas y se llegó a decir que si venían los Stones, traerían unos grandes camiones de los que saldrían hombres que violarían a la lugareñas. Me fui a La Roca del Vallès, donde tenía localizado un terreno inclinado perfecto, pero por razones no menos surrealistas (¡confundieron mi apellido y creyeron que se trataba de un campamento homosexual!) hubo oposición vecinal”. Al final contactó con la familia Balañà y tras optar por las Arenas, a última hora se eligió la Monumental. “A mí me pareció un gran concierto musical, exquisito, pero hubo algunas malas críticas y al no llenarse perdí unos dos o tres millones”.
(Ref. barcelona spain)

Era la primera visita oficial del grupo a Barcelona, aunque Keith Richards en su libro de memorias Vida recuerda haberla visitada en convulsas circunstancias en 1967 acompañado de su novia Anita Pallenberg. Precisamente fueron Richards y Pallenberg los protagonistas de la primera visión que tuvo Jordi Tardà de ese primer concierto español. Tardà, conspicuo y entregado rollingstoniano de primera hora, era el responsable de comunicación del promotor Gay Mercader y recuerda “que nada más llegar a la recepción del Hotel Princesa Sofía, donde se alojaba el grupo, veo a Anita Pallenberg echándole una bronca monumental a Richards, y éste cogiendo todo el equipaje mientras subía escaleras arriba a su habitación”.

Este sería el primer contacto de la afición barcelonesa con Sus Satánicas Majestades. El siguiente tenía que tener lugar en 1982, coincidiendo con el Mundial de Fútbol, que organizaba España. Gay Mercader, “en mi línea de iluminado perdido”, se propone otro reto que no es otro que meter un concierto de rock en un estadio de fútbol y, encima, llenarlo. Al poco decidió llenar no uno sino dos estadios, firma con la banda dos conciertos, cuenta con el respaldo de Adidas y llega a un acuerdo para realizar las dos veladas en el campo de Sarrià y en el Vicente Calderón respectivamente. El billetaje del concierto barcelonés (40.000) se agota y para el de Madrid sólo quedan 5.000 libres.

Mercader sostiene que las presiones de Pablo Porta, presidente de la Federación de Fútbol, máximo responsable del Campeonato Mundial de Fútbol y enfrentado a Raimundo Saporta (a su vez responsable de los actos culturales ligados al Mundial, entre ellos los dos conciertos de los Stones), hacen que el Espanyol decida no ceder Sarrià para el concierto. “Oímos que el Atlético quiere hacer lo mismo, y nos vamos allá y les ofrecemos hacer los dos conciertos en su campo con un día de intervalo.

Al oír dinero, aceptan la oferta”, rememora el promotor y máximo responsable durante años de Live Nation. El primer día el éxito es apoteósico (artísticamente y con las 55.000 entradas vendidas) pero ante el segundo “me encontraba técnicamente arruinado, solo llevaba vendidos 26.000 tickets y al grupo ya le había pagado el cachet de los dos conciertos”. Con un día de insistentes cuñas radiofónicas el aforo de la segunda noche se llenó hasta la bandera.

Las giras se fueron sucediendo, en varias ocasiones en el Estadi Olímpic (en la segunda de ellas, en 1998, dejando un agridulce sabor por lo que la crítica consideró un espectáculo añejo), con excelentes acogidas en general. No ocurrió así en su último concierto barcelonés, en el verano del 2007, en un Estadi Olímpic con abundantes claros y un público un punto pasota, aunque unas semanas después deslumbrarían en una soirée privada en el MNAC. “Pero cuando vengan el año que viene, arrasarán”, asegura profético Tardà.
(Ref. barcelona spain)


From Dirty Rock:
Se celebra el 40 aniversario del primer concierto de los Rolling Stones en España, celebrado en la plaza de toros Monumental de Barcelona un 11 de junio de 1976 ante 11.000 personas de 18.000, siete meses después del fallecimiento de Franco, en un concierto en el que la entrada costó 900 pesetas y actuaron como teloneros The Meters, con Art y Aaron Neville al frente y John Miles sustituyendo a Robin Trower. Aquella gira de los Stones en 76 será recordada por tragedia azotó a la banda cuando la noche del 6 de junio Keith Richards fue avisado por su mujer, Anita Pallenberg, de la muerte de su bebé de 10 semanas de vida Tara.

Aquel histórico concierto de los Rolling Stones colocaría a nuestro país en el mapa musical gracias a su joven promotor Gay Mercader, al que había visto a la banda años atrás en París, su lugar de residencia en aquellos momentos. Según en propias palabras de Gay Mercader afirmó que «Afortunadamente, perdí dinero. Cuando comenzó a sonar la primera canción del concierto, «Honky Tonk Woman», empezaron a verse botes de humo en las gradas del fondo. Los tiraban los grises que estaban patrullando fuera, debieron pensar que no llevábamos suficientes efectos especiales».
(Ref. barcelona spain)

Inicialmente la idea de Gay Mercader junto a el tristemente fallecido Jordi Tardá de Gay (Gay Mercader) and Company, era la de realizar aquel concierto de los Stones en Cambrils, Tarragona, con la idea de construir un auditorio al aire libre y que pudiera congregar a miles de personas para futuros acontecimientos y para acoger todo tipo de conciertos, llegándose incluso a empezar las obras. Una fuerte oposición vecinal tumbó aquella idea. Al igual que su otra segunda opción que fue la de la plaza de toros de Las Arenas en Barcelona.

The Rolling Stones acababan de presentar su decimotercer en el Reino Unido y decimoquinto en los Estados Unidos álbum de estudio «Black and Blue» con Ronnie Wood ya en la formación reemplazando a Mick Taylor y Billy Preston en la formación a los teclados y coros dentro de la gira denominada Rolling Stones Tour of Europe ’76 que comenzó el 18 de abril en Frankfurt en Alemania y concluyó en Katowice, Polonia el 26 de junio de 1976.
(Ref. barcelona spain)

En aquella gira de los Stones en 1976 incluyeron un concierto en la ciudad de Zagreb, segundo a una ciudad comunista en aquellos años tras hacerlo en 1967 en Varsovia. Dos conciertos celebrados en París durante el mes de junio compondrían su tercer álbum en directo de la banda Love You Live, grabado durante el Rolling Stones Tour of the Americas ’75, el Rolling Stones Tour of Europe ’76 y presentaciones en Toronto, Canadá, en 1977.

Antes de salir a escena John Miles, el último de los teloneros de los Rolling Stones aquella noche, en los alrededores de la plaza de toros se produjeron numerosos incidentes, en la que la policía cargo contra más de tres mil personas que se encontraban fuera del recinto intentando colarse, cargando con cargas de balas de goma y bombas de humo. Desde las gradas de la plaza de toros empezaron a lanzarse botellas hacia afuera contra aquellos policías en la calle. Una de estas bombas lanzadas por la policía se coló en el interior del recinto de la plaza como respuesta a la reacción de este sector del público, convirtiendo aquello en un momento de pánico porque el humo empezó a invadir una parte de las localidades en una noche muy calurosa, en un concierto inolvidable por lo que represento para la transición cultural en unos tiempos difíciles.

El primer concierto de los Rolling Stones en España celebrado en la plaza de toros Monumental de Barcelona se abrió con un pasodoble militar de Manuel Penella Moreno, «El Gato Montés», en vez de hacerlo con la habitual de aquella gira europea Fanfare for the Common Man, una composición instrumental de Aaron Copland, pasadas las doce y media de la madrugada con Mick Jagger Keith Richards, Ron Wood, Bill Wyman, Charlie Watts, Billy Preston y Ollie Brown a la percusión.
(Ref. barcelona spain)

El concierto de los Stones en Barcelona en 1976 finalizó a las dos y diez de la madrugada, con la música de fondo de la sardana La Santa Espina escrita por Àngel Guimerà con música de Enric Morera, prohibida durante la dictadura de Primo de Rivera, así como en la de Francisco Franco. Seis años después del primer concierto de los Rolling Stones en Barcelona, Gay Mercader y su compañía Gay & Company, volvió a traerlos a nuestro país seis años después de aquel extraordinario concierto, justo después de la muerte del dictador Franco.

Gay Mercader se había propuesto traer a The Rolling Stones a España con motivo del mundial de fútbol que se celebraba ese año en España, el “Mundial 82”, el reto era que actuasen en Madrid y Barcelona bajo el patrocinio de la marca deportiva Adidas. Los conciertos de The Rolling Stones estaban programados para realizarse en dos veladas, el Estadio Vicente Calderón de Madrid y el Estadio de Sarriá en Barcelona en el mes de julio de 1982. Las entradas para ambos conciertos se ponen a la venta, agotándose prácticamente en un santiamén las de Sarriá en Barcelona unas 40 mil y las del Vicente Calderón a punto de agotarse también.
(Ref. barcelona spain)


From El Mundo:
«Topé con la España medieval». El promotor musical y hoy amigo de los Stones Gay Mercader se emociona al recordar las variopintas e increíbles anécdotas en torno al primer concierto de los Rolling en España. Una voz profunda y pausada augura desde el minuto uno que la conversación va a ser larga y amena. Y no defrauda este sobrino del oscarizado Vittorio de Sica y pariente lejano del asesino de Trotsky, que a lo largo de las últimas décadas ha conocido bien a los miembros de la banda británica y ha entablado una relación muy especial con su guitarrista, Keith Richards.

Los Stones debutaron en suelo español el 11 de junio de 1976 en La Monumental de Barcelona. Aunque quien conserve alguna de aquellas históricas entradas podría jurar, con ella en la mano, que el concierto se celebró en Las Arenas. Un trocito de papel codiciado por fans y coleccionistas. Porque no fue así.
(Ref. barcelona spain)

Ver al grupo más escandaloso del momento costó a cada asistente 900 pesetas de la época. Franco ya había muerto, pero Mercader empezó a negociar y organizar el evento mucho antes. «Primero lo quise hacer en Cambrils, pero me decían que estos rockeros venían con unos camiones y violaban a las chicas. Localicé otro terreno en La Roca, pero cuando los vecinos se enteraron, me recibieron en la plaza del pueblo con pancartas en las que se leía ‘Gay 76 No’. Por mi apodo, decían que iba a montar un campamento homosexual nudista… Y yo, mientras, a los ingleses les iba diciendo que iba todo viento en popa». Mercader salvó el pellejo gracias a la familia Balañà [propietaria de las plazas de toros de Barcelona], que le autorizó llevarlo a cabo en Las Arenas, y una semana antes cambiaron los planes y acordaron que La Monumental sería un recinto más adecuado.

«Sé que hacía luna llena porque Keith Richards aún se acuerda», continúa Mercader. El aforo: 11.000 personas, aunque la plaza tenía capacidad para 18.000. «Afortunadamente, perdí dinero», asegura. «Al principio de ‘Honky Tonk Woman’, empezaron a verse botes de humo en las gradas del fondo, vacías porque no se habían vendido esas entradas. Los tiraban los grises que estaban patrullando fuera, debieron pensar que no llevábamos suficientes efectos especiales». El empresario catalán recuerda «muy eléctrico» el ambiente de aquella noche: «Imagínate: entre los grises fuera, la gente que quería reventar las puertas, los Stones en escena, que yo estaba empezando en el mundillo y aquello no dejaba de ser un momento más que histórico… ¡Eran los Stones de los cojones!».
(Ref. barcelona spain)

Finalizado el concierto, Gay se encontró a Mick y Ronnie con dos chicas a las puertas del Hotel Princesa Sofía, donde se alojaban: no les dejan subir con ellas porque no estaban casados. Cuenta el español que le dio mil pesetas al conserje para que las dejaran pasar sin tener el carnet de familia. Y lo mejor de todo estaba por llegar: «La crítica me puso a parir. Que el cantante ya estaba viejo, que el grupo sólo había ‘entretenido’ al personal…». Que alguien le hable de vejez a Sir Jagger.

Pero ¿cómo y por qué se le ocurre a alguien traer a España a los Stones? «Eran mi grupo favorito, una gran banda de rock y al mismo tiempo una panda de bohemios», cuenta Mercader, que ya les había visto un par de veces en París, donde vivió hasta 1968 y de adolescente llegó a colarse en un hotel para ver a sus ídolos, topándose con Keith Richards en un pasillo. «En los 70 yo estaba empezando, y pensé que si les traía, conseguiría colocar a España en el mapa del mundo musical, que me abriría las puertas para traer a otros grupos».

Afinidad musical y estrategia empresarial, dos por uno. Y funcionó. Durante décadas, Gay Mercader ha movido los hijos de la música en directo en España y hoy sigue dedicándose, semirretirado desde que el gigante Live Nation compró hace unos años su empresa, a lo que más le gusta.
(Ref. barcelona spain)

El promotor no tarda ni un segundo en contestar qué diferencia ve entre aquellos rockeros ayer y hoy: «Ninguna. Que hoy son leyenda y entonces eran unos parias, ellos y yo. Pero siguen siendo la misma panda de bohemios, aunque ahora son ricos y se pasea más gente con ellos en el avión». Hubo más conciertos. Mítico fue igualmente el de 1982, el año del Mundial. También entonces tuvo el empresario catalán problemas logísticos de permisos: con 40.000 entradas vendidas, se anuló el concierto previsto en el antiguo campo del Español en Sarriá —asegura Mercader que por presiones de Pablo Porta—, pero finalmente logró cerrar dos actuaciones, con un día de pausa entre ellas, en el Vicente Calderón.

70.000 personas asistieron en Madrid al primero de ellos, bajo una lluvia torrencial que impedía elevarse los cientos de globos que se soltaron en el escenario y unos truenos de verano acordes al ambiente ‘satánico’ del momento.

La última vez que los británicos actuaron en España fue en 2007 («ese concierto lo vi con Bardem en la mesa de mezclas», recuerda el promotor). Y no se sabe cuándo volverán. No habrá gira por el 50 aniversario. Cuentan que la salud de Keith Richards, que el próximo 18 de diciembre cumplirá 69 años, no se lo permite. La carretera tendrá que esperar.
(Ref. barcelona spain)


From El Tranvía 48:
La primera vez que los Rolling Stones aterrizaron en España fue en Barcelona en verano de 1976. Su actuación formaba parte de su gira Tour of Europe 76 entre el 28 de abril y el 23 de junio del citado año. El inicio del tour se produjo a los pocos días del lanzamiento de su último álbum Black & Blue. Para la banda el objetivo era la realización de diversos shows rápidos, con un Mick Jagger que mostraría una nueva forma de cantar y la incorporación de Ron Wood como segundo guitarrista.

Desgraciadamente, la visita a Barcelona se produjo en el contexto de una tragedia acaecida pocos días antes de llegar a la capital catalana, la noche del 6 de junio, cuando Keith Richards fue avisado por su mujer, Anita Pallenberg, de la muerte de su bebé de 10 semanas de vida, llamada Tara, a causa del síndrome de muerte súbita del lactante.

El responsable de traer al mítico grupo por primera vez en España fue Gay Mercader (sobrino de Vittorio de Sica y pariente lejano del asesino de Trotsky), el primer promotor musical del país que en 1973 fundó la compañía Gay & Company dedicada a organizar conciertos. Su primer intento fue en 1969 para que tocaran en la discoteca Pachá, pero debido a que la iniciativa costaba alrededor de dos mil libras esterlinas, el propietario del local, Ricard Urgell, lo descartó. Un segundo intento fue organizar un concierto en el municipio costero de Cambrils, en Tarragona, aunque la prensa hacía referencia a Salou. Para ello alquiló unos terrenos con el propósito de montar un auditorio al aire libre para 25.000 espectadores excavando el escenario y con una grada inmensa.

Sin embargo, ello generó protestas llegándose a afirmar que si venían los Rolling Stones éstos traerían en camiones a un ejército de enloquecidos que violaría a las mujeres del pueblo. El tercer intento fue en el municipio vallesano de La Roca del Vallès, donde tenía localizado un terreno inclinado perfecto. No obstante, se generó oposición vecinal que confundió su apellido creyendo que se trataba de organizar un campamento homosexual. Incluso en la plaza del Ayuntamiento se colgaron pancartas que decían “Gay no”, llegándose al extremo de debatirse en el pleno municipal que no querían un campamento homosexual.
(Ref. barcelona spain)

Finalmente, contactó con la empresa Balañà para organizar el concierto, la cual se decantó favorablemente. Se preveía celebrarlo en la plaza de toros de Las Arenas, poniéndose a la venta las entradas al precio de 900 pesetas, una suma bastante elevada para la época. Pero a última hora, justo una semana antes del concierto se eligió la plaza de toros de La Monumental, cambio que se anunció en los periódicos siendo válidas las mismas entradas. Gay Mercader era consciente del riesgo de traer a la banda británica porque sabía cual era el contexto histórico que se estaba viviendo. Según contaba él mismo, “Los Stones eran un grupo mal visto. Yo tuve muchos problemas para organizar el concierto.

De los Stones, decían que era un grupo violento, llegaron a justificar que no me alquilaban el Auditorio porque los componentes del grupo eran una especie de salvajes que venían con cadenas en los aviones y violaban a las mujeres. España, en aquél momento, era mentalmente tercermundista. Cuando los conseguimos traer, hubo un locutor de radio muy famoso (no lo nombraré, porque al pobre se le caería la cara de vergüenza) que dijo que los Stones estaban pasados de moda. Lo dijo en el 76, y este señor era uno de los tres que regían los destinos de la música de este país (…) Las dificultades las pusieron desde la gente que se supone que tenía que apoyarnos hasta, por supuesto, gran parte de la sociedad, que estaba en contra.”

Era el año 1976 y aquella sería la primera visita oficial del grupo a Barcelona, aunque Keith Richards en su libro de memorias “Vida” recuerda haber visitado la ciudad en convulsas circunstancias en 1967 acompañado de su novia Anita Pallenberg. Al recibir la propuesta de Gay Mercader, Mick Jagger llegó a admitir que España no estaba en sus planes, pero finalmente aceptó incorporarla en su gira europea. Para el concierto de Barcelona la banda cobraría diez millones de pesetas. Su llegada a Barcelona no estuvo exenta de una sutil campaña en contra manejada desde los medios de comunicación más conservadores.

Un crítico del diario La Vanguardia del 29 de mayo de ese año que firmaba como A.M. escribió textualmente acerca del último disco de los Stones que “Debe ser cosa de verles en directo, porque escuchándolas en este disco que es lo último que han grabado, uno diría que los Stones están acabados. Y esto a pesar de las importantes colaboraciones de músicos distinguidos que según los créditos intervinieron en la grabación. La música resultante es anodina y banal y ni siquiera encierra interés estético ni sobresale por la calidad de la ejecución”. Sobran los comentarios.

Se sabía que los Rolling Stones habían tenido problemas en algunos países por llevar encima marihuana, y hubo un cierto miedo por parte de los organizadores de que nada más llegar a España hubiesen problemas. Sin embargo, cuando aterrizaron en el aeropuerto de El Prat la policía no detuvo a ninguno de los miembros del grupo. Al llegar en coche privado a Barcelona se hospedaron en el hotel Princesa Sofía. Nada más llegar, Anita Pallenberg le echó una bronca monumental a Keith Richards, y éste cogió todo el equipaje mientras subía escaleras arriba a su habitación.
(Ref. barcelona spain)

El concierto se celebró el viernes día 11 de junio. Poco antes de la actuación, Mick Jagger aprovechó la ocasión para tomarse una copa en el Café de la Rambla. En la plaza de toros de La Monumental acudieron a la cita 11.000 aficionados para un total de 18.000 localidades puestas a la venta, una parte de las cuales se vendieron a última hora poco antes del evento. Entre los asistentes figuraron personajes el mundo de la música como Miguel Ríos y Javier Gurruchaga. Se vendían cervezas a 30 pesetas y bocadillos de salchichas a 50 pesetas.

Alrededor de las nueve de la noche empezó el espectáculo con la intervención de los teloneros Robin Trower y The Meters, pero por indisposición del primero fue sustituido por John Miles. El grupo The Metters tocó durante casi una hora. El público de las primeras filas del público del ruedo se levantó ante la invitación al baile del quinteto negro y la gente que prefirió quedarse sentada se incomodó al ver bloqueada su visión del escenario, por lo que empezaron a volar botellas.

Mientras tanto, en los alrededores de la plaza se produjeron incidentes. El elevado precio de las entradas ocasionó protestas en la entrada del recinto, la cual fue tomada por los “grises” mediante la carga de balas de goma y bombas de humo. Muchos de quienes protestaban defendían que la música para el pueblo debía ser gratuita. Los empleados de La Monumental habían cerrado las puertas y desde los pisos altos de la plaza, parte del público coreaba “¡que pasen los de afuera!”, algunos de ellos lanzando botellas e increpando a los “grises”.

Precisamente una de estas bombas se coló en el interior del recinto de la plaza como respuesta a la reacción de este sector del público. Fue un momento de pánico porque el humo empezó a invadir una parte de las localidades y parecía que iba a comenzar una desbandada de consecuencias desastrosas, aunque la buena reacción del público impidió cualquier posible tragedia. Para calmar la situación, los altavoces hicieron llamamientos a la tranquilidad con frases como “a ver si entre todos podemos evitar que se repitan estas situaciones”.
(Ref. barcelona spain)

Tras el incidente salió a actuar John Miles y su banda interpretando temas como “Music”, “Roll over Beethoven”, “Sweet Lorraine” y “Heartbreak Hotel”. Se dice que presentó un show muy calculado y destinado a complacer al público asistente, intercalando rock and roll cuando las canciones decaían con las baladas, algo que no fue precisamente del agrado de la gente. Hacía poco tiempo que este grupo había actuado con éxito en Badalona.


A las doce y media pasadas, los Rolling Stones acudieron a la cita bajo los acordes de un airoso pasodoble torero llamado “El gato montés”. Los organizadores se dieron cuenta de que habían cometido un grave error al hacer esperar tanto tiempo al público para la aparición del grupo, pues parte de los asistentes empezaron a manifestar los primeros síntomas de cansancio. En el escenario estuvieron Mick Jagger (voz, guitarra, armónica), Keith Richards (guitarra, voces), Ron Wood (guitarra, voces), Bill Wyman (bajo) y Charlie Watts (batería). Como músicos adicionales participaron Billy Preston (piano) y Ollie Brown (percusión).

Durante el concierto se interpretaron hasta veinte composiciones, algunas de finales de los 60 y comienzos de los 70, que alternaron con los temas de su último disco Black & Blue: “Honky Tonk Women”, “If You Can’t Rock Me”, “Get Off of My Cloud”, “Hand of Fate”, “Hey Negrita”, “Ain’t Too Proud to Beg”, “Fool to Cry”, “Hot Stuff”, “Star Star”, “Cherry Oh Baby”, “Angie”, “You Gotta Move”, “You Can’t Always Get What You Want”, “Happy”, “Tumbling Dice”, “Nothing From Nothing”, “Outa Space”, “Midnight Rambler”, “It’s Only Rock ‘N’ Roll”, “Brown Sugar”, “Jumpin’ Jack Flash” y “Street Fighting Man”.
(Ref. barcelona spain)

Para la actuación se utilizaron voluminosos equipos de amplificación sonora valorados en más de sesenta millones de pesetas de la época. Equipos especiales de la NASA y técnicos venidos de Cabo Kennedy se ocuparon de garantizar su buen funcionamiento. Pero a pesar de estas innovaciones, el montaje en su conjunto global fue más bien pobre por la falta de medios en comparación con los espectáculos que se montan actualmente, pero precisamente ello dio un toque de autenticidad y la imagen más bohemia del grupo.

Desde su actuación, Jagger utilizó numerosas veces el castellano e incluso el catalán para dirigirse al público con breves frases de salutación y ánimo y en algunos gags (como el abanico de pases de toreo) jugó con tópicos españoles pero integrados en el contexto del espectáculo. En la recta final del espectáculo, Mick Jagger derramó un recipiente de confeti sobre la batería de Charlie Watts y empezó a lanzar cubos de agua sobre el público vertiéndose él mismo el último.
(Ref. barcelona spain)

La actuación terminó a las dos y diez de la madrugada. Al marchar el público sonaban los acordes de La Santa Espina. Finalizado el concierto, Gay Mercader se encontró a Mick Jagger y Ron Wood con dos chicas a las puertas del Hotel Princesa Sofía, donde se alojaban. Por razones morales de la época, los empleados del hotel no les dejaron subir con ellas porque no estaban casados, a pesar de haber ofrecido al conserje la suma de mil pesetas para que las dejaran pasar sin tener el carnet de familia.

Tras el concierto llegaron malas críticas por parte de los medios de comunicación, y debido a que la plaza no se llenó, hubo pérdidas de casi tres millones de pesetas. Sin embargo, gracias a la llegada de los Rolling Stones España consiguió colocarse por primera vez en su historia en el mapa del mundo musical internacional, lo que permitió abrir puertas para traer a otros grupos, tal y como ha sucedido hasta la actualidad.
(Ref. barcelona spain)